Demasiadas veces el debate pedagógico se centra en que es lo más importante: sentir las cosas o comprender las cosas. El resultado suele ser una radicalización de las posiciones con argumentos y ejemplos válidos por parte de ambos posicionamientos.
¿Puedo comprender todo el proceso que atrae los insectos a las flores si nunca he olido el perfume de una?
¿Puedo, estando solo, apreciar la belleza de un texto si no sé leer?
Sé que la cronología cerebral nos demuestra que primero sentimos para después comprender pero en la mayoría de los procesos de aprendizaje ocurre lo contrario: primero comprender para después sentir. Entonces, ¿qué?
Personalmente, encuentro que no hay cosa más importante que la otra. Las dos cosas tienen que darse a la vez.
A través de los años, he podido observar que en un mundo complejo y multidimensional, la percepción de las cosas se agudiza gracias a una mayor comprensión de éstas y viceversa. Lo que hace que sea realmente el bucle sentir<>comprender lo importante y no el momento en el cual se inicia. Habrán momentos en los cuales se empiece por el sentir y otros por el comprender y el uno tiene que estimular al otro.
Y la dinámica de este bucle pasa por la EXPERIMENTACIÓN CONTINUA. La experimentación como medio de descubrimiento y como test de error.
Esto evita que nos quedemos solo con la irracionalidad de las sensaciones para comprender o con la abstracción del pensamiento con el riesgo que se transforme en dogma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario